jueves, 10 de mayo de 2018

Mi espejismo

Me vio, me sonrió, me aguantó, me escribió, me abrazó, me quiso, me sintió, me llevó, me trajo, me amó, me disfrutó, me soportó, me gritó, me dejó, me perdonó, me tuvo, me defraudó, me traicionó, me lo admitió y me aseguró que volvería a conquistar el mundo en compañía de un oponente de risa, aunque no sea yo quien carcajee. No lo entendí y me marché en el primer tren del escorpión nocturno. Sin embargo, algo habré calculado mal, porque se arrepiente de haberme conocido y es mi oponente quien acompaña a mi espejismo. Sí, aquella dama fue un espejismo. ¿Es de conocerme de lo que se arrepiente o de haberme escrito el primer mail? Esto es lo que hay. Los correos electrónicos no están en mi bandeja, no hay rastro de cabellos castaños en mi coche y no veo tatuajes de su rostro en mi cuerpo. Pero...¿y este anillo? Mandé a paseo a un espejismo, a mi oponente y me sobra un anillo.


2 comentarios:

  1. El espejismo nos distrae, nos llena de "me" y eso nos envanece, y aparece otra vez el escorpión, el tren del escorpión y ya puede suceder de todo, soñar y que se materialice una parte. Abrazo

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  2. El espejismo puede manejar nuestra percepción y, antes de coger cualquier tren, deberíamos meditarlo. Pero del dicho al hecho...
    Un abrazo, Ester.

    Jorge

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