miércoles, 15 de mayo de 2019

La chica de tu vida

Estimado Big,

Te habla el tipo que hay al otro lado del espejo. Creo que sé cuál es el modo de dejar de pensar en ello. Has prosperado en varios aspectos y haber incrementado sanas costumbres tiene mucho que ver.

Jamás te gustó hablar de sentimientos, aunque bien es cierto que hay “power ballads” que erizan tu piel, porque estás vivo y aprecias el lado sutil y emotivo de basiliscos encolerizados por costumbre.

Conociste a la chica de tu vida hace ocho años y medio, semanas arriba o semanas abajo, ya que cuando me refiero a conocer, me refiero al descubrimiento de un feeling poco común. En aquel momento, eras un proyecto de hombre; te gustaba sentirte joven porque eras muy joven y adulto porque llevabas a cabo acciones un tanto peligrosas. Aquella etapa fue mágica, aunque una dosis de humildad te pudo venir bien para afrontar tiempos venideros. Lo tenías todo y ella hizo de todo un todo perfecto. Eras mucho más que el rey del mundo.

Conociste a la chica de tu vida cuando tu referente se marchó a unas largas vacaciones sabiendo que habías conocido a la chica de tu vida. A partir de ahí, entre madera victoriana del siglo XIX y una cúpula bizantina del XIII, descubriste la gravedad de tus actos más recientes, mucho más peligrosos que las hazañas de años antes, pues te jugabas algo más que la vida. Te jugabas lo más preciado de la misma. En aquel momento, imagino que tu claridad mental se mostró sesgada. Sin embargo, mantuviste una cosa: la pureza. Con ella, todo fue puro, y nunca quisiste saber nada de nadie más en el terreno más íntimo de las sensaciones.

Conociste a la chica de tu vida tras muchos vaivenes, una evolución lógica de los caracteres aunque bastante confusa a veces. Todo cambia, los tiempos y las personas cambian y seguramente te estancaste en una edad que ya no tenías, en una relación que ya era un recuerdo. Pero seguías deseando a la misma persona, a lo mejor por ser tan distinta a ti. Muchos motivos dieron lugar a días inolvidables, porque estabas y volvías con quien siempre habías amado a muerte.

Conociste a la chica de tu vida hace relativamente poco, cuando las discrepancias políticas fueron una excusa más para replantearse lo vuestro. Nunca te interesó alguien con dinero, de familia poseedora de castillos y yates. Tu persona votaba a un partido opuesto al tuyo, su familia era gente trabajadora y ella no era una chica de la gran ciudad ni alguien con enchufes en altas esferas.





Conociste a la chica de tu vida estando separado de ella, poniendo en práctica hábitos que antes no entraban en tu rutina, alejándote de prejuicios, tensiones e ingestas nocivas. Pasaron de ser momentos programados, aburridos y cuadriculados a ser beneficios físicos y mentales, los cuales te llevaron a sentirte mejor. Todo sea dicho: mantienes todo eso y te felicito, caballero. Ella te guió en la distancia, algo que hubiera preferido hacer de forma presencial.

Conociste a la chica de tu vida rememorando una conversación en que ella te acusaba de tener envidia de quien tenía un trabajo de remuneración digna. Al poco de esa conversación, visualizaste ese trabajo que superaba con creces los dignamente remunerados y lo conseguiste. Pero, ¿cuál fue el resultado? Aguantaste dos meses y medio, amigo, porque el despecho y la apariencia no funcionan nunca. Sólo te reportaba dinero, no lo querías, sólo querías demostrar. Sí, eras capaz, pero era un trabajo, y por eso volviste a la vida en que, mientras trabajas, puedes vivir entre olas y libros. La chica de tu vida te hizo reaccionar y conocerte un poco mejor. Ahora tu ambición es ponerte de pie una y otra vez, sin buscar una tormenta perfecta pero con ganas de encontrar corrientes espectaculares.

Conociste a la chica de tu vida viéndola sonreír en un vídeo; caminaba junto a ti antes de que te fueses de lomo a terrenos pantanosos. De pronto, con el golpe, volvió a diluirse todo lo malo y vino a ti un chaparrón de momentos altamente preocupantes dado el nivel de felicidad que atesoraban. Y seguiste corriendo por ciudades, playas y demás. Era un golpe duro el que recibiste por no esquiar a su lado, pero habías hecho bien porque entre final o final, mejor tener presentes los días en que no sopesabais ningún fin.

La chica de tu vida, no está enamorada de ti ni se acuerda de tu persona en días significativos. Y tal vez sea la chica de tu vida porque eso te hace meditar y ver que todo se termina. La última vez que meditaste, cegado por cuánto significa, fuiste a dar una sorpresa a quien bebía los vientos por ti, y la sorpresa te la llevaste tú: había rehecho su vida, y te marchaste sin hacer ruido. Es cierto que podrías haber reaccionado de forma violenta, pero al final, si realmente le llena, recuerda quién es ella. Es muy posible que la terapia de grupo haya funcionado, es la primera vez que duras tres meses aceptando ayuda para potenciar aquello bueno que tienes. Ya no echas de menos aquello de lo que te hartaste siendo un crío. Tus paranoias casi están a cero. Alégrate porque la chica de tu vida escogió su camino. Ya no te plantees “cuándos, cómos ni con quién”. Los polos opuestos se atrajeron mucho y muchas veces. Inicia tu camino, la pureza está intacta. Te quiso mucho y lo viviste. Lo mismo tú dejas de quererla con noventa años, quién sabe, lo importante es que ella está bien y tú lo vas estando. Toca ir sumando, siempre sumando y disfrutando de los pequeños y no tan pequeños retos. Para ella, sólo querrás el bien, de modo que deséatelo a ti también y levántate en cada onda eólica de cada lugar de aquí a la vejez.

Atentamente te manda un abrazo tu reflejo,


George

2 comentarios:

  1. ¿Es una o son mas? volveré más tarde con mas tiempo, es un relato largo que necesita mas tiempo del que tengo. Un abrazo

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    1. Ester, qué bueno leerte. Siempre es la misma persona, lo que pasa es que vuelve a conocerla en varias fases de un largo tiempo.

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