Escogidos por las valquirias tras caer en la batalla, aquellos guerreros vikingos que soñaron con servir directamente a Odín en el Valhalla, respiraron con más fuerza que nunca, pues aún debían remar en sus drakkars hasta Britania. Allí, donde habían decidido vivir hacía meses, les esperaban sus esposas, esposas que sentían lo mismo por ellos cuando regresaban de sus hazañas, pues el amor de aquellas escuderas nunca iba en descenso, sino todo lo contrario. En Lomya, que así es como apodaron al campamento que había tras las colinas cristianas de Lambgod, eran salvajes cuanto menos, también aventureros, pero gozaban del amor eterno de sus esposas, y ellos correspondían en las batallas, pues sus heridas tras los saqueos reflejaban el ansia de volver a ver a sus hijos y besar a esas mujeres que tanto enriquecían sus vidas. Cierto es que los viajes podían resultar extremadamente peligrosos, pero ellos siempre volvían, pues Odín les esperaría comprensivo y orgulloso. Si algún guerrero estaba destinado a cenar con los dioses en el Gran Salón demasiado pronto, su escudera iría con él en ese viaje, pues el Valhalla les esperaba juntos. En Lomya, sólo había vikingos de un solo amor o de ninguno, y el ansia de volver siempre les hizo leales.
Fue grato conocer tu espacio.
ResponderEliminarSaludos desde Argentina.
Muchas gracias, Adriana, nos leemos.
EliminarSaludos desde Madrid,
Jorge
Gracias Jorge por seguir mi blog. Me da la oportunidad, con mucho agrado, de conocer el tuyo.
ResponderEliminarSaludos desde Chile.
Un placer, Esteban, y gracias por pasarte a ver mi espacio literario.
EliminarSaludos madrileños,
Jorge
recien te conozco
ResponderEliminarMe gusta lo que haces
.Escribir bien no es fácil
Muchas gracias, ese tipo de comentarios siempre son motivadores para seguir, mejorar y seguir mejorando.
EliminarSaludos,
Jorge
Comentaste y batiste el record en media hora jajja
ResponderEliminarsaludos desde Miami
Saludos desde Madrid, nos leemos.
EliminarJorge